¿Te parece imposible que haya una relación entre estos dos órganos que, al parecer, tienen funciones tan diferentes? Pues tienen una intima relación, y están absolutamente conectados, por eso, hasta se habla del intestino como segundo cerebro.
La comunicación entre ellos es a través de neurotransmisores que se encuentran en el intestino. Y es allí donde también se absorben gran cantidad de nutrientes, se sintetizan vitaminas y se forman hormonas como la oxitocina, serotonina y dopamina, (casi el 90% de ellas) que son las encargadas del placer, la tranquilidad, el bien estar y buen ánimo, por lo tanto son las que determinan nuestra salud emocional y mental.
Estudios comprueban que enfermedades y desequilibrios como La disbiosis es la perdida de bacterias benéficas en la microbiota intestinal, lo que genera un aumento y reproducción de bacterias patógenas. Estas bacterias malas, se benefician de lo que nos hace daño: se alimentan de lo que nos hace mal, como el azúcar, grasas dañinas, producen toxinas y nos dan antojos de comida chatarra, enviando neurotransmisores al cerebro, haciéndonos sentir deprimidos, con antojos o ansiosos, deseando cosas que no nos hacen bien.
La inflamación sistémica es el medio que tiene el organismo de repeler las bacterias patógenas que está recibiendo.
Está demostrado que las personas con depresión tienen una inflamación cerebral que es la respuesta del intento de defenderse de los patógenos, mas no tiene suficiente cantidad de microrganismos benéficos para combatirlos.
En el tubo digestivo se encuentra el 70 % de las células del sistema inmunológico. Entonces, nuestros hábitos alimentarios son determinantes en la calidad de la microbiota, porque será el tipo de alimento lo que determine el desarrollo y reproducción de estos microorganismos. Dependiendo lo que como, será al tipo de bacterias que desarrollare: benéficas, o patógenas.
Qué es la microbiota?
Es el ecosistema de bacterias que vive dentro de nosotros. Las bacterias son los organismos vivos más antiguos del planeta, y gracias a ellos, se desarrollo el oxigeno, y luego todas las diferentes formas de vida. Dentro nuestro existen miles de millones de ellas. Somos más bacterias que otra cosa. Y que hacen en nuestro organismo? Pues son las encargadas de mantener nuestra salud, equilibrio e inmunidad. Por eso es de vital importancia ser conscientes de que precisamos tener una buena calidad y variedad de bacterias benéficas ya que determinaran nuestro estado de ánimo, decisiones y comportamiento, además de que impedirá el desarrollo de bacterias patógenas, por ende, de enfermedades físicas y psicológicas o emocionales.
Una alimentación basada en plantas, en abundantes hojas, verduras, frutas, germinados, semillas, aceites de buena calidad nutricional, prebióticos y probioticos, es clave para crear, desarrollar, aumentar y nutrir una flora bacteriana saludable, y así, mejorar la salud, tanto digestiva, como emocional.
Los prebióticos son los alimentos de las bacterias buenas de nuestro cuerpo. Los probioticos, son los alimentos que ya contienen esta colonia de bacterias buenas, y las ingerimos para aumentando nuestra microbiota, a través de alimentos y bebidas fermentadas, como kéfir, rejuvelac, kombucha, kvass, yogurt, queso, chucrut, kimchi, miso, tempeh, etc.
Hoy día se les está llamando de PSICOBIOTICOS, por las pruebas científicas que demuestran la relación con los procesos psíquicos.
Los alimentos fermentados aumentan la biodisponibilidad de nutrientes, facilitan la digestión y optimizan la calidad enzimática, por ende, la reproducción de las bacterias benéficas.
Está claro que es de vital importancia consumir ¡fermentados!
¿Qué estas esperando? De ti depende la calidad de tu vida.