¿Por qué no funcionó conmigo?…
Hoy voy a contar mi experiencia con la dieta crudivegana.
Primero, aclarar que no tenía idea de que se trataba, y si alguna vez había oído o leído alguna cosa, tenía la convicción de que hay que estar loco para comer todo crudo!
Pero la vida suele hacernos estas jugadas de colocarnos en lugares donde no imaginábamos, y derribar prejuicios, y así fue que sin saberlo, sin pensarlo y sin quererlo, un día me vi siendo crudivora.
Bueno, mi alimentación era vegana, pero luego de un viaje de haber comido muchas harinas, me sentía hinchada, mal y decidí dejar de consumir harinas por un tiempo, e incorporar alimentos más frescos, más vitales. Así comencé a comer mas frutas y muchas ensaladas, y como había comenzado el calor, pues no me daban ganas de cocinarme y me sentía bien así. Luego me vine a vivir al Amazonas (Brasil), y aquí el calor era casi sofocante y la variedad de frutas tropicales, increíbles! Feliz ante tanta variedad mis días continuaban sin alimentos cocidos, me sentía llena de energía, súper bien de ánimo, baje de peso, mi piel maravillosa, y cuando advertí ya hacia un mes que estaba así. Las personas me preguntaban si era crudivegana, y yo no tenía idea, solo decía estoy comiendo crudo y me estoy sintiendo bien!
Pasaron varios meses así, hasta que comenzaron a acontecer algunas cosas, por ejemplo, me aparecieron cándidas. Eso hizo que me dedicara a investigar y a estudiar acerca del Raw Food. Yo comía grandes cantidades de frutas para satisfacer mi apetito, pero sin noción de lo que realmente necesitaba mi cuerpo, ahí me tope con un universo maravilloso! Fermentados, germinados, leches vegetales, sopas crudas, masas deshidratadas de semillas, etc, etc. quedé encantada, y cada vez iba estudiando más y aplicando todo lo que aprendía. Pero luego de un año y medio fue mi ánimo, el que se vio afectado, y me aislé mucho, estaba deprimida, comía grandes cantidades de grasas (vegetales y crudas).
Un día sin querer me tope con un video de ayurveda que hablaba de los doshas, que son la constitución energética de nuestro ser, y para mi dosha, decía que el crudo lo desequilibraba. Hablaba de la importancia del fuego digestivo, para digerir no solo los alimentos correctamente, sino que para digerir las experiencias de la vida. Yo estaba hasta ese momento, 100% segura que la alimentación cruda era lo mejor del mundo para todo el mundo, sin embargo, esta información resonó en mi como verdadera y comenzó a resquebrajar mis cimientos, dando la posibilidad a que la causa de mi malestar anímico se debiera a mi alimentación.
Investigué un poco, y decidí flexibilizarme. Primero incorporando tés y sopas especiados para aumentar el agni, y luego “probando” con un zapallo cocido…una avena cocida…y saben qué sentí?
AMOR! Recupere mi voluntad, mi fuerza, mi ánimo, mi vitalidad, y al día de hoy sigo así, ya más de un año. Cada vez mas presente, mas integra, mas empoderada.
A veces, tenemos que estar dispuestos a soltar, para sanarnos, para reencontrarnos. Y siempre, siempre, escuchar nuestro cuerpo, nuestro Ser, que intenta de todas formas expresarse y comunicarse con nosotros.
Hay muchas cosas “muy buenas para la salud” pero no todo es para todo el mundo. Respetar nuestra naturaleza y nuestras necesidades aplicando conciencia, es de crucial importancia!