Cómo combinar alimentos – Ana Moreno

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Para saber mezclar correctamente los alimentos, primero hay que saber a qué grupo pertenece cada uno.

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Proteínas.

  • Semillas oleaginosas: nueces, almendras, pistachos, nueces, anacardos, macadamia, avellanas;
  • Soja y todos sus derivados como el tofu o el tempeh,
  • Legumbres como guisantes secos, frijoles, alubias, lentejas y garbanzos;
  • Huevo;
  • Semillas de calabaza, de girasol, de lino, de cáñamo, chia…
  • Champiñones y setas;
  • Productos lácteos: leche, yogur, kéfir, requesón, mantequilla, queso y nata;
  • Miscelánea: Aguacate, cacao, polen de abejas y levadura de cerveza;
  • A este grupo pertenecerían también el pollo, jamón, pescado o marisco que toman ocasionalmente los flexivegetarianos.

Grasas.
Todo tipo de aceites, aceitunas, aguacate, semillas oleaginosas (nueces, almendras, cacahuetes, pistachos), mantequilla, nata, semillas de lino, girasol y sésamo.

Almidones (cereales y féculas).
Trigo, avena, mijo, maíz, arroz integral, pan, pastas, sémolas, centeno, cebada, patata, boniato, castaña, calabaza, bellota, chufa y plátano.

Hortalizas medianamente almidonadas.
Alcachofa, remolacha roja, guisantes tiernos, nabo, zanahoria, apio-nabo, judías verdes, chalota, coles de Bruselas y habas verdes.

Hortalizas no amiláceas.
Lechuga, apio, acedera, puerro, pimiento, rábano, endibia, espinaca, pepino, calabacín, ajo, cebolla, berenjena, acelgas, ortigas, alfalfa, repollo, col lombarda, bulbo de hinojo, brócoli, diente de león, escarola, borraja y cardos.

Azúcares. Miel, melaza, sirope, jarabe, azúcar blanco, fructosa, azúcar moreno y panela.

Fruta dulce. Uva dulce, manzana dulce, plátano maduro, peras, melón, durazno, ciruelas dulces y ciruela Claudia, dátil, higo, sandía y frutas desecadas.

Fruta ácida. Limón, naranja, mandarina, pomelo, piña, granada, ciruela ácida, fresa, madroño, mora de árbol y zarza, tomate, níspero, cidra, frambuesa, grosella, guinda, membrillo, fresón, manzana ácida, cereza, tamarindo.

Fruta semiácida. Manzana, granada, albaricoque, cereza, higo fresco, uva, arándano, mango, pera, melocotón, ciruela, papaya, mora de zarza, chirimoya, higo chumbo, guinda y naranja dulce.

Ana Moreno – La comida es amor. Vegetarianiza tu dieta

Reglas de compatibilidad alimentaria

Una alimentación equilibrada, es aquella que se basa en una variedad suficiente de alimentos, pero no en la misma comida, sino alternados en distintas tomas.

Si durante la misma toma los alimentos se mezclan correctamente, las digestiones se hacen más livianas y la persona se siente más vital, más ágil, especialmente si es una persona que padece de estómago, hígado o vesícula.

En general, cuanto más sencilla sea una comida, más fácil será de digerir y se aprovecharán mejor sus nutrientes, mediante un metabolismo óptimo de los mismos.

Los alimentos se asimilan y metabolizan correctamente cuando no se pudren en el intestino y sus principios nutritivos no se degradan, convirtiéndose en toxinas.

Esta es la fórmula para que la persona se encuentre llena de energía, economizando en el proceso de la digestión. Además podrá digerir alimentos que antes no toleraba, desaparecen alergias alimentarias y problemas de mala absorción intestinal.

PRIMERA. No mezclar almidones y féculas con ácidos. Los ácidos inhiben y destruyen la secreción de ptialina, enzima encargada de digerir los almidones, por lo que la digestión de estos se ve alterada e incompleta, ocasionándose fermentaciones en el duodeno.

Por ello no se deben consumir almidones o féculas como trigo, arroz, patata, junto con frutas ácidas como limón, piña o naranja; ni tampoco aliñarlos con limón o vinagre.

Por ejemplo, no se recomienda aliñar con limón una paella, pero sí el pescado.

SEGUNDA. No comer juntos proteínas con hidratos. Dado que las proteínas son consumidas en un medio ácido en el estómago mediante la acción del ácido clorhídrico; en cambio, los hidratos, necesitan un medio alcalino para su digestión.

La digestión de los hidratos comienza en la boca con la secreción de la enzima ptialina, pero una vez ingeridas las proteínas, su digestión comienza en el estómago con la secreción de enzima pepsina, que tiene la propiedad de inhibir la acción de la ptialina, frenando la digestión de los hidratos de carbono.

Es decir, no debemos comer huevos con patatas, ni queso con pan.

TERCERA. No mezclar proteínas con frutas dulces o azúcares. Las frutas dulces frescas (melón, uva, caqui, chirimoya) o secas (dátiles, pasas, higos, orejones) y los azúcares (miel, siropes, jarabes), son de digestión rápida y no permanecen en el estómago más de media hora.

Las proteínas en cambio, requieren varias horas para su digestión.

Por eso, si se ingieren juntas proteínas con frutas dulces o azúcares, estos últimos quedarán retenidos en el estómago, produciendo fermentaciones anormales.

No ocurre esto, como excepción, en el caso del yogur o el kéfir, alimentos proteicos que ya se encuentran fermentados y predigeridos, por lo que necesitan menos tiempo de digestión.

CUARTA. No mezclar grasas con frutas dulces o azúcares. Igual que las proteínas, las grasas tienen un tiempo de digestión mayor que las frutas dulces o azúcares, por ello si se ingieren juntos, las grasas provocarán una retención de los azúcares con fermentaciones.

QUINTA. No mezclar fruta muy ácida con fruta dulce. Por ejemplo limón, pomelo, nísperos o naranjas, que son ácidos, con melón, chirimoya, pera,… que son dulces.

Se recomienda que, al desayunar, se ingiera fruta ácida; mientras que en la comida y cena, dulce.

SEXTA. No combinar vegetales salados y amargos, con fruta muy dulce, porque tienen distinto tiempo de digestión, para evitar las fermentaciones (ajo, apio, cebolla, rábanos, perejil, etc.).

En cambio sí podrán consumirse junto a frutas ácidas poco azucaradas, como kiwi, limón, piña o pomelo, en una ensalada, siempre que en la misma no esté presente ningún almidón.

SÉPTIMA. No comer juntos dos hidratos distintos. Es una de las peores incompatibilidades que podemos realizar: por ejemplo pan con patatas o plátano con arroz.

OCTAVA. No comer juntas dos proteínas distintas. La putrefacción intestinal que ocasiona la mala digestión de las proteínas es una de las mayores fuentes de toxemia orgánica.

Evitar combinaciones como, por ejemplo, huevo con queso o con salchichas, aunque sean vegetales (de tofu).

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