Las bebidas vegetales o leches vegetales son las nuevas estrellas de la dieta contemporánea. Se han ganado a pulso la distinción por sus cualidades nutritivas y de sabor, de modo que, a medida que las van probando cada vez más y más personas, van captando nuevos adeptos y entrando en la cotidianidad de los hogares.
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Este fenómeno, que aparece relativamente nuevo, se agudizó hace apenas 15 años con una campaña de mercado en la que se recomendaba a las mujeres el consumo de leche de soya para evitar algunos de los trastornos de la menopausia, gracias a su riqueza en isoflavonas. A partir de ahí, empezaron a conocerse otros tipos de bebidas vegetales, básicamente de arroz y de avena, y progresivamente se incorporaron más variedades y se rescataron y adaptaron otras, como la de almendras.
En la actualidad, por fin se reconocen los múltiples usos y beneficios de estas bebidas, e incluso han conseguido entrar en el ciclo de distribución de los alimentos convencionales. Sin embargo, no hay que olvidar que el uso de bebidas de origen vegetales sumamente antiguo: el agua de arroz se ha consumido para los trastornos digestivos ancestralmente, y el agua de cebada ya se tomaba como una bebida refrescante en tiempos de los romanos.
Lo que decanta definitivamente la balanza para que tantas y tantas personas hayan empezado a incluir leches vegetales en su día a día son sus cualidades dietéticas, entre las que destacan su gran aporte nutritivo y el hecho de que son muy digestivas.
Podemos empezar a distinguir tres tipos de bebidas vegetales en función a los grupos alimentarios de que proceden:
- Las obtenidas a través de legumbres
- Las que proceden de cereales o pseudocereales
- las que se obtienen de frutos secos
A grandes rasgos, la del primer grupo (como la soya), aportar proteínas; las del segundo grupo (como las de arroz, avena o espelta) aportan carbohidratos y vitaminas del grupo B, y las del tercero (como las almendras o sésamo) aportan proteínas, minerales y ácidos grasos esenciales.
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Cada una de las leches vegetales se caracteriza por un abanico de nutrientes. Todas aportan además fibra solubles e insolubles que regulan el tránsito intestinal, y en su mayoría son muy fáciles de digerir, ya que no provocan pesadez ni flatulencias.
Este tipo de bebidas son ligeras, no contienen lactosa ni colesterol, y son muy adecuadas para la salud cardiovascular y el equilibrio orgánico en su conjunto. Además, presentan la ventaja de no contener antibióticos ni hormonas de origen animal.
Con todo esto, las leches vegetales constituyen una fuente de sabores y elementos nutritivos variados, que se ajustan a las necesidades de cada persona.
“PRECAUCIONES: Las leches vegetales no pueden sustituir a la leche materna, que ofrece una gama nutritiva más amplia. Sin embargo, son adecuadas en una dieta equilibrada de bebes ya destetados, niños y adolescentes.”
