Mal nutrición por exceso: el nuevo rostro de la desnutrición.

Mal nutrición por exceso: el nuevo rostro de la desnutrición.

Chile enfrenta una preocupante realidad: el país lidera los índices de sobrepeso y obesidad en Latinoamérica, afectando tanto a adultos como a niños. Más del 50% de los niños en edad escolar presentan sobrepeso u obesidad. Este es un problema urgente que requiere acción.

Este problema se asocia directamente con

  1. Accesibilidad: Los alimentos ultraprocesados están ampliamente disponibles en supermercados, almacenes e incluso en los colegios. Esta omnipresencia dificulta la elección de opciones más saludables, especialmente cuando los alimentos frescos requieren mayor planificación, tiempo y recursos para prepararlos.
  2. Costo: Los alimentos ultraprocesados suelen ser significativamente más económicos que las frutas, verduras y productos frescos. Esto se debe a la producción en masa, a una logística eficiente que los hace más rentables para los fabricantes. Para una familia de bajos ingresos, llenar el carrito del supermercado con productos ultraprocesados resulta más accesible económicamente que priorizar alimentos saludables.
  3. Publicidad: La publicidad dirigida a los niños es otra razón detrás del consumo masivo de estos productos. Los alimentos ultraprocesados suelen estar asociados a personajes infantiles, colores llamativos y regalos promocionales, lo que los hace especialmente atractivos para los más pequeños.
  4. Tiempo: El acelerado ritmo de vida actual y la falta de tiempo para cocinar en casa también han contribuido a que las familias opten por alimentos altamente procesados como alternativa de alimentación.
  5. Desconocimiento: Muchas familias no tienen acceso a información clara sobre los efectos negativos de los alimentos ultraprocesados, como su relación con la obesidad, la diabetes y otras enfermedades crónicas. Esto puede llevarlas a priorizar productos más económicos, rápidos de preparar y altamente promocionados, sin entender completamente sus consecuencias para la salud.
  6. Etiquetado nutricional: La falta de habilidad para interpretar etiquetas nutricionales dificulta la identificación de opciones más saludables. Por ejemplo, productos marcados como “light” o “bajos en grasa” pueden ser percibidos como saludables cuando en realidad contienen altos niveles de azúcares añadidos.
  7. Políticas públicas: Si bien Chile ha sido pionero en el establecimiento del etiquetado nutricional, está en deuda con su real eficacia y por supuesto que podría implementarse otras medidas. Como impuestos más altos e impuestos a productos específicos. Limitar más y endurecer las medidas respecto a la publicidad enfocada en los niños. Y generar programas a nivel educativo para enseñar y promover un estilo de vida más saludable.

Cambiar esta preocupante tendencia es posible si trabajamos en equipo: como individuos, familias, comunidades y país. Cada decisión que tomamos cuenta, desde la forma en que educamos a nuestros hijos sobre los alimentos hasta las políticas públicas que exigimos como ciudadanos.

El cambio comienza con pasos pequeños pero poderosos: elegir lo natural por sobre lo procesado, cocinar juntos en casa, enseñar con el ejemplo y compartir conocimientos que puedan inspirar a otros. Porque ser parte de esta transformación no es solo una necesidad, es un acto de amor hacia nosotros mismos, nuestras familias y las futuras generaciones.

Chile puede ser un país más saludable, pero depende de todos nosotros. ¿Te unes al cambio?

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